Saturday, March 15, 2008

A vueltas con la enseñanza

English Abstract: brief random thoughts about a recent weblog debate on the state of Education in Spain, and a shameless plug to my Laughton weblog, to boot

EL otro día, a partir de un post en el blog de Jaime se desarrolló un interesante -y civilizado- debate sobre el (no precisamente estupendo) estado de la enseñanza en España.

Mi opinión personal es que la desidia o manipulación de contenidos no es exclusivo de uno u otro gobierno (central o autonómico) ni tampoco exclusiva de nuestros tiempos (porque cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor). Es obvio que un responsable político poco competente, la falta de presupuesto o la desmotivación del profesorado inciden directamente en la calidad de la enseñanza... Pero creo que tampoco el "piove, porco governo" lo explica todo: veamos, si en casa, las lectura de papá es la "prensa" deportiva, y la de mamá la "prensa" rosa, va a ser un poco complicaillo que la criatura se aficione a Schopenauer. Las criaturas son como esponjas: cosa que ven, cosa que absorben.

Lo que quiero venir a decir es que la educación es un deber de todos, incluyendo a los padres: El hijo de un amigo mío (alumno de escuela pública) saca excelentes notas entre otras cosas, de matemáticas e inglés, pero es porque mi amigo se ha preocupado de que el chaval hiciera sus deberes, y de incitar y potenciar su curiosidad por aprender. Es más, se me solía quejar mi amigo que el hijo tenía un carácter un tanto rebotón, por lo cual, cuando al niño le castigaba la/el maestra/o por hacer alguna tontería, él era el primero en aceptar el castigo de su hijo (al contrario del tipo de padres "esto usté no se lo hace a mi ninio/a!").

Aquellos que no tenemos criaturas por educar, es obvio que podemos optar por conducirnos en público de manera cívica o como unos cenutrios, y las criaturas imitarán aquello que ven por la calle, y consecuentemente serán, o bien más cívicos, o bien más cenutrios.

Por otro lado, la presión social en contra de la educación es ingente: ¿En cuantas películas y/o series de televisión se presenta a la persona estudiosa como un arquetipo positivo? Porque a mí me da la impresión que por cada estudioso de ficción que se presenta como alguien ejemplar, hay hondonadas de risibles empollones cumpliendo la función de recurso cómico, e incluso como némesis del cazurro héroe a imitar... ¿Acaso nuestra sociedad no tiene la costumbre de percibir a la persona generosa y responsable como "un primo", mientras admira al egoista, jeta y aprovechado como un tipo "listo" o "espabilado"?

En fin, perdonad el discurso, es que me subo a una caja de transportar refrescos y ya me creo en una tribuna ;p digamos que sólo añadiré que espero que visiteis el siguiente link a mi otro blog, en el cual se habla, tambien, de la enseñanza, de maestros y de cine.

2 comments:

Jaime Sirvent said...

El tema de la enseñanza es un tema peliguado del que no sólo es culpable el gobierno, los centros educativos o los profesores. Aunque todos estos elementos sean fundamentales.

Los padres son otro elemento de la cadena educativa que está fallando estrepitosamente , no sólo por lo que comentas sobre su labor de espejo o modelo para sus hijos, si el padre lee el Marca o ni eso el niño no leerá y si lee cosas y es hábil a la hora de introducir la lectura no como una obligación sino como un placer conseguirá un niño lector, por regla general; los padres también están fracasando porque olvidan su labor de educadores, porque cuando llegan a casa cansados del trabajo lo que les importa es que el niño no les de la guerra y ya está.

Yo le doy clases a un niño hijo de padres separados y es muy complicado darle clase porque no ha tenido un modelo rector que seguir, es un niño al que le cuesta horrores estudiar y a su vez su comportamiento es muy malo. No te permite trabajar y al final haces lo que puedes.Sin embargo, doy clases a otros niños con una familia más estable y que a su vez han impuesto unos valores y una cierta disciplina, y los resultados son como la noche y el día, con estos niños sí consigo progresos y sí van aprobando. Con el otro cuesta mucho avanzar aunque hago lo que puedo cada vez que voy.

A su vez los padres desautorizan a los profesores. En tu época y en la mía si hacíamos algo y nos llamaban la atención por algún motivo nuestros padres creían al profesor, ahora los padres creen al niño y el discurso es : "¿quién es usted para castigar a mi hijo?, o ¿quién es usted para decir que mi hijo ha hecho algo mal?". El profesor está desautorizado en todos los sentidos, en muchos casos está desamparado por la directiva e incluso por los propios compañeros. Aparte de que ya no dan clase, ahora simplemente tienen que hacer de canguros de unos niños a los que no pueden expulsar de clase y encima si hacen un parte la palabra del niño en cuestión vale tanto como la del profesor. La frustración es enorme también porque ahora hay que aprobar por imperativo legal, la ESO es un título que se regala hoy en día, los profesores están para socializar y para que los niños no acaben traumados , no para enseñar, ni para impartir unos conocimientos. Además el aprobado y el suspenso no significan absolutamente nada hoy en día, es triste pero es así. Tengo un amigo que está trabajando de profesor en un pueblo de Toledo y me cuenta todas estas cosas y la verdad es que el panorama es desolador. Este hombre tenía vocación de profesor y ya está quemado. Ahora mismo asume que tiene un trabajo que está bien pagado en comparación con otros, pero ya no sueña con innovar o con hacer cosas diferentes. Únicamente aspira a cumplir y punto, porque ni los alumnos ni el sistema permiten hacer más.

Es un tema de difícil solución, pero la primera piedra la deberían poner los gobiernos de turno. Un sistema en el que el profesor vuelva a tener autoridad , digamos como cuando estudiábamos EGB que no era ni la rígida disciplina franquista ni el burdel de hoy en día. Un sistema que no era perfecto , pero que creo que es la base sobre la que sustentar algo que sea coherente y a partir de ahí vertebrar un sistema que sea válido.

Gloria said...

Jaime, gracias por tu extenso comment... Perdona el retraso, pero es que he creido necesario darle una respuesta que, al menos, intente estar a la altura de tus reflexiones.

Sí, todo eso que explicas me resulta familiar, y estoy completamente de acuerdo que quitarle la autoridad al profesor es un error: En Finlandia, uno de los paises en los que la enseñanza se considera de un nivel excelente, los profesores -que tengo entendido no cobran más que sus equivalentes españoles-, son profesionales reconocidos y respetados por la sociedad: O sea, que aquí habría que cambiar el chip y que la gente empiece a valorar más a los maestros que a los concursantes del Grande Fratello y chusmillas similares. Otro asunto sería dedicar más horas: a todo, a las mates a los idiomas, etc... y priorizar aquellos conocimientos de validez universal (Física, química, Arte, literatura, filosofía, aprendizaje de lenguas propias, extranjeras, vivas y muertas): de hecho creo que no habría que separar ciencias ni letras, sino enseñarlo todo, sólidamente, hasta los 12 o los 14 años, y a partir de ahí, desviarse por itinerarios (Preparación Universitaria o Formación Profesional).

Yo de mi EGB tengo sentimientos encontrados: en mis tiempos la autoridad profesoral significaba que de tanto en tanto te caía un sonoro y doloroso bofetón (y lo peor es que a veces era injusto)... pero bueno, yo hice la EGB en un colegio de monjas, así que, je, je... es impepinable que tenga mis críticas. Con todo, a mí no me molestó, ni me sobró, el énfasis que la enseñanza en mi cole de monjas ponía entonces en estudiar y esforzarse: hoy en día parece ser que si los niños no se "divierten" estudiando la escuela no vale... Hombre, estudiar no será como jugar con la Playstation pero tiene su qué: yo recuerdo que las matemáticas llegaban a tener su puntillo (una vez te aprendías las reglas, eso sí), y la gramática, con sus dictados, y la puntuación de las faltas, era repetitiva, pero podía tomarse como un juego.... esto me recuerda un cómic titulado "Epicurus el Sabio" (hum, le dedicaré un post prontito).

Te va a parecer muy marciano pero... a veces creo que fue un error que se cayera el latín de primaria: en tiempos pasados, se empezaba su estudio en la segunda fase de EGB (eso no me pilló a mí, que empecé a estudiarlo hasta BUP), y yo creo que sería bueno volver a introducirlo en los estudios de primaria, al menos, un nivel básico.

Estoy de acuerdo contigo en que el aprobado automático es una trampa para osos: a los que se esfuerzan, se les priva de un reconocimiento de ese esfuerzo, y los que no se esfuerzan, al desaparecer la obligación, pues para que se van a molestar.

Un punto positivo de la enseñanza actual, para mí, es la enseñanza no segregada en primaria, quizás porque yo conocí a un crio con síndrome de Down, que iba a un colegio de primaria en una clase normal: yo ver al crio jugando, como uno más, con sus compañeros de clase en una fiesta de cumpleaños, me daba esperanzas de un mundo mejor... por supuesto que el chico no podía hacer mates o lengua como los demás, pero el verlo integrado como uno más del grupo, era algo muy positivo (y creo que eso no ha de ser incompatible con potenciar el esfuerzo)

Quizás recuerdo con más cariño mis años de instituto (a principios de los 80), por que, aunque dábamos clase en un barracón -sin calefacción!-, y con sempiternas faltas de material, era un instituto piloto y muchos de nuestros profesores eran catedráticos que de buen grado venían a enseñar al extrarradio en barracones: recuerdo los temarios de matemáticas, ciencias, dibujo e historia como muy avanzados. Los profesores eran gente muy implicada, y en general el alumnado respondía muy bien, y se generaba una dinámica muy participativa. A ver, los alumnos, como la edad requiere, también éramos rebotones y gamberretes, pero había un ambiente de, no sé, hacer cosas e implicarse, por parte de todos. Yo tengo esos años de instituto como el ejemplo de lo que podía -debería- llegar a ser la enseñanza en secundaria...

...o como una Arcadia perdida, porque a lo que empecé a hacer COU, en los cursos de primero empezó a predominar la peña "posmoderna", es decir, alumnos que daban mucha importancia al aspecto (o sea, lo importante es como vistes o como peinas y si tienes moto), y que venían al instituto, pues, por estar en algún sitio aparcado hasta el fin de la enseñanza obligatoria: genet que venía a cumplir con el expediente y punto. A veces me pregunto si fue ese realmente el principio del fín o estoy siendo muy subjetiva.

 
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