Thursday, March 06, 2008

Pues yo si que voto

English abstract: Next sunday spaniards will vote for their next central government. Some are skeptic and will abstain. I will vote.

Ra-Ra-Rasputin



El cartel aquí reproducido fué realizado por unos coleguis anarcos de Cornellà, bellísima y pintoresca localidad del Baix Llobregat en la cual una servidora ha pasado una buena parte de su vida laboral. La verdad es que con el pastiche de slogans (que se tomó prestado de las campañas municipales del resto de partidos) y la foto del barbas (representando a un personaje de la localidad) me parto la caja cada vez que vuelvo a mirar el cartel, y sin embargo, pese a que comparto del humor de los colegas anarcornellanenses, yo siempre he votado, y lo volveré a hacer el próximo domingo.

La política según Yosemite Sam
"Bebés! Bebés, quiero besar bebés!" decía un frenético Yosemite Sam en su carrera electoral a la alcaldía. Por supuesto, en medio del arrebato besabebés, se encontraba con un Bugs Bunny (su máximo rival) disfrazado de criatura que estampaba en los labios de Sam un intenso beso de tornillo. Por supuesto que Bugs, aunque político novel, se sabía todas las trapacerías necesarias para hundir al adversario. Aunque después de una intensa contienda electoral, la alcaldía acababa -como no podría de ser de otra manera en un cartoon de la Warner- adjudicada a una yegua ("our mayor the mare").

Por cierto, podeis disfrutar de este antológico cartoon en Youtube

La política según Laughton
(...o porque no soy del Partido de la Playa)


Graco y Seab Cooley, dos antológicas versiones Laughtonianas de la estirpe senatorial

Los políticos de ficción abundan en el tópico de la política como campo abonado para la sátira. Recordemos al respecto series televisivas como la genial "Si, ministro" o historietas como "Paco el ministro" de Alfons López

Mi admirado Charles Laughton interpretó memorablemente a políticos en varios filmes: uno de ellos fue el senador del sur Seab Cooley, en el film de Otto Preminger "Tempestad sobre Washington", un tipo de maneras suaves y jugadas contundentes al que no le importaba usar el ventilador, la puñalada trapera y su letal encanto sureño para meter zancadilla, el palo en la rueda o la lavativa a sus adversarios políticos (incluso los de su propio partido).

Otro político esencialmente Laughtoniano es el senador Graco que interpretó en "Espartaco" de Kubrick, que es seguramente mi favorito. Graco es hedonista, demagogo y no le importa pactar con Dios y el Diablo a la vez, y sin embargo algo le redime, porque, por debajo de ese exterior de curtido buscavotos, yace un tipo genuinamente fiel a las libertades republicanas: cuando su rival Craso, encarnación de aristócrata lleno de virtudes castrenses y vicios antidemocráticos (Laurence Olivier) da un golpe de estado y le ofrece a Graco la vida a cambio de convencer de las bondades de la nueva dictadura a sus seguidores, Graco responde con una jugada maestra y le hace a Craso un genial corte de mangas (no entro en excesivos detalles, porque es mejor verlo).

Con lo que se viene a decir, que bajo la encallecida piel del buscavotos yacía un hombre consciente de sus libertades, y dispuesto a defenderlas.

Ya se que los políticos tienen mala fama. Segúramente os reireis si os confieso que no sólo voy a votar, sino que además, a cada elección ejerzo de apoderada en representación del partido al que voto (izquierda quasi extraparlamentaria), o sea que me paso buena parte del día en el colegio electoral. Vaya prima ¿no?

Pero... ¿son esencialmente los políticos peores que el ciudadano de a pie? Recuerdo al respecto una historieta de Mauro Entrialgo, en la cual el autor tomaba un taxi. El conductor le daba la brasa al pasajero poniendo a parir a los políticos y su corrupción, y al final éste le contestaba que él era aún peor: le había llevado por un trayecto deliberadamente más largo para alargar la carrera, y encima le devolvía mal el cambio para sisar. Conclusión: en un pais de jetas...¿és licito que nuestros políticos también lo sean?

En los paises nórdicos, si un tipo es un estafador va a juicio, pero es que encima los mismos ciudadanos censuran su comportamiento. Aquí un tío estafa y mucha gente dice "¡Pero que listo que es este tío y que envidia me da!" ... Así nos va. Se critica la corrupción política, pero luego ves que el mismo chavalín que te dice que no vota porque desconfía de los políticos, adora fanáticamente al sinverguenza del presidente del club de futbol de sus amores, o le compra al camello de barrio droga adulterada. Por supuesto que hay que exigir a los políticos honestidad, pero la regeneración bien entendida empieza por uno(a) mismo(a), no sé si me explico. Y yo, qué quereis que os diga, me inspira MUCHÍSIMA más confianza un político que un presidente de club de fútbol, un camello o un "periodista" de la "prensa" del corazón o deportiva.

En fín, no sé si mi tendencia a votar se debe a que cuando iba al colegio se empezó a poder votar, por primera vez, en éste país, y siempre me hizo mucha ilusión tener la edad para poder ejercer mi derecho -a la par que deber- ciudadano. Por supuesto que ya tengo una edad en la que no me creo esa carta a los reyes que son los programas de los partidos, pero digamos que una ya sabe que la cabra tira al monte, o sea, en que dirección tira cada partido. Si yo sé que un partido en concreto siempre apostará más -en general- por el transporte público, la escuela pública y la sanidad pública que otros, pues a ese partido voto. A los partidos partidarios de privatizarlo todo, pues que les voten Botín y el Tio Gilito.

Ahora, si un candidato dice "Voy a regalar 300.000 macetas con orquideas a todos los españoles", pues ya se que eso es simple demagogia de campaña para almas de botijo... Pero así entre nosotros, que ya sabemos que las criaturas no las trae la cigüeña y quienes son los reyes magos: ¡Que léches, si hasta Foggy nelson ya se aprendió quien se oculta bajo la máscara de Daredevil!...

Pero quizás la razón más poderosa para votar me la dió una amiga. Ella no cree en la política pero me dijo que votaba al partido que hubiera votado su abuelo. Por que su abuelo nunca pudo votar.

Mi ciudadano ideal es como el personaje de Laughton en "This land is mine", que no es un político, si no un simple maestro de escuela que un día decide que quiere tener su propia voz en un país ocupado.

Pues eso.

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