El fin de año entendido como un viaje a los círculos infernales

A mí el fin de año siempre se me ha antojado, más que una fiesta, un desvío espacio-temporal a los círculos infernales que describiera el Dante. Una WalpurgisNacht en la que purgar, no ya sólo el año, sino esos festejos de los días previos no aptos para diabéticos. El fin de año es el horror ante el abismo, por eso en ese día hay tanta juventú que se mete de tó para perder el sentido. Las familias se quedan arrebujadas en sus casitas como si pasara por las calles el siniestro angel de una plaga egipcia.

¿No os habéis fijado que el icono del año viejo suele ser un abuelete a imagen y semejanza del Padre Tiempo?

Y fíjense que el año que deja pasar el yayo es jústamente, 1888... "Ya es mala leche" se dicen en Whitechapel

... No digais que no da un pelín de yuyu. Sobretodo con esa guadaña. Porque las guadañas dan un poco de yuyu, para qué negarlo.

Decidme, si no, porque va Dreyer y nos pone este campesino a la orillica del rio (¿o será una laguna... Estigia?) en su "Vampyr (1932)...



...O porque en el arcano mayor número trece de cualquier baraja de tarot nos sacan siempre una flaca cortando el cesped.



Ya es casualidad ¿eh?

¡Qué bien lo entendió Javier Gurruchaga cuando realizó el mejor programa de fin de año que jamás haya existido! Aquello fué una revelación, una epifanía, el pináculo de lo que ha de ser un programa de fin de año, antes del cual, nada llegaba, después del cual, nada se le compara... ¿Qué otra cosa puedo decir de un programa que pone a la inmortal Lola Gaos como un cruce sobrenatural entre la eterna chacha malcarada encarnada por Thelma Ritter y Judith Anderson haciendo de ama de llaves borde en "Rebeca"? Tristemente, un programa tan visionario fue condenado al olvido, mayormente por la correspondencia hostil al concepto generada desde Carca Gente. Es evidente que la proliferación de reality-chous, y programas en los que la principal protagonista es, por ejemplo, alguna moza altamente iletrada cuyo único mérito en la vida es haber ligado con un torero corto de luces (no las del traje) es una compensación kármica ante el poco reconocimiento que disfrutó en su momento aquel fastuoso fin de año de la familia Gurruchaga.




"M'hi quedao traspasá: El horró... el horró..." Yo no puedo llegar a tales cotas de brillantez, pero al menos intentaré generaros un fiestorro/aquelarre virtual de fin de año para que os quedéis como si hubieráis visto el rostro de Medusa, y os quedeis petrificados ante tanto horror.

Como éste es un blog responsable y respetuoso con la salud pública, he preparado la experiencia para que sea lisérgica pero sin tener que tomar cosas raras e ilegales, bastará que hagais un poco de cojín en el estómago con algún platillo típico, como por ejemplo, unas empanadillas:



Que regareis con alguna bebida, más o menos espirituosa...



Empecemos pues, con este video de Amii Stewart en plan supervillana Marvel cachuda ¡Eso es 3-D y no lo de la película esa nueva de los pitufos!



Proseguiremos con este clásico de D. D. Jackson: es de admirar el austero aprovechamiento de recursos ¡Qué maravillas que se conseguían en los 70 con un cubo de aluminio y un rollo de papel de plata!



En los círculos infernales el tiempo es un concepto abstracto: pasado y futuro parecen compartir el mismo espacio... y sin complejos.



Aquellos de vosotros que hayais llegado a este punto estareis envalentonados, y seguramente pensareis que podeis incluso con el Disco-Pop italiano de los 70...



¿De verdad pensais que podreis soportarlo durante mucho rato más?


¡¿De verdad?!